martes, 20 de octubre de 2015

Colliguay en modo ameba

Con los chicos de la tienda organizamos una ruta, necesitaba una ruta corta (por el presupuesto) pero que tuviera tierra, porque necesitaba probar mis recién fabricadas bases para las maletas laterales de mi amigo "Nekoboy". Decidimos ir a visitar al “Jeshu” a Curacaví. La idea era juntarnos en Peñaflor, cruzar la cuesta Mallarauco, Vollenar, María Pinto y de ahí tomaríamos un “atajo” por quebrada honda, que hasta donde yo recordaba era una ruta casi completamente de tierra, bien fácil, luego llegar a Curacaví saludar al Jeshu y continuar a colliguay. Para esta ruta además de Etko en su recién llegada DR200, nos acompañaría Ricardo en su Transalp 650 quien no tenía experiencia fuera de carretera y mi tocayo Christopher (más conocido como el Putazo) en su XR150 que había comprado hace poco y llevaba poco andando en moto. Considerando lo anterior sabíamos que sería una ruta lenta.
Putazo, Ricardo y Etko en el punto de reunión


Como nunca llegue al punto de encuentro solo 15 minutos tarde y sorpresa para mí, no había nadie ¬¬ a los minutos llegaron los chicos, conversamos un rato, nos reímos del Christopher por sus mocasines, con los que pretendía hacer la ruta.  Emprendimos rumbo pasando rápidamente la cuesta Mallarauco, me detuve a tomar unas fotos, y seguimos avanzando hasta detenernos en la estación de servicio de Vollenar.
Mi chancha en modo viajera




Luego de unos minutos avanzamos en dirección a María Pinto, lo pasamos rapidísimo y tomamos el camino hacia Quebrada Honda, paramos en la entrada para que el Cristopher se equipara, se cambiara los mocasines y se pusiera unos zapatos de seguridad que traía. Le dimos pequeñas indicaciones de que había hecho mal, y como debía enfrentar el camino que venía, empecé a avanzar  y el resto me siguió, a mitad de camino me detuve, a descansar y ver como venían los chicos que se habían quedado atrás, Etko se reía de que en varias ocasiones Cristopher casi se va al canal que pasaba por el lado del camino, tomamos nuestras motos y empezamos a rodar, esta vez Ricardo se fue adelante, mientras avanzábamos paso por un charco y casi pierde la moto, por suerte la logro controlar.

Quizás quien habrá sido el obsceno del traje amarillo 

Llegamos a Curacaví, compramos unas empanadas, y nos fuimos a la casa del Jeshu, conocimos a su bebe, conversamos un rato, el Jeshu probo la Dr y la Transalp, luego de esto debíamos volver a Curacaví para tomar el camino hacia colliguay, yo recordé que tiempo atrás habíamos pasado por el rio, cruzado la medialuna y llegábamos al camino, los chicos un tanto indecisos me siguieron, pase por el rio sin dudarlo, aunque lo hice por un mal lado y el agua me llego a las rodillas, pero salí airoso de la situación, luego vino el turno de Etko y Ricardo que pasaron sin problemas, Cristopher hizo el primer intento de pasar y se le paro la moto incluso antes de entrar al agua, en el segundo intento llego a la mitad del cruce, y al tercer intento logro pasar.

Las Chanchas


El Jeshu con su bebe




Tomamos nuestras motos, cruzamos la medialuna y llegamos al camino, de ahí fue todo fuerte y derecho hasta el puente, donde sacamos unas fotos descansamos un rato y nos reímos porque en el camino iba una persona trotando en dirección contraria a la nuestra, yo pase a fondo en la 200ns por un charco de agua y sin querer lo moje, si algún día usted lee este blog déjeme decirle que de verdad lo siento, pero lo vi muy tarde.









Pasado el puente el camino se vuelve más entretenido aun, empieza la tierra, aquí yo me entusiasme y no me di cuenta que había dejado a los demás atrás, así que me detuve un rato a tomar fotos hasta que los demás me alcanzaron. Nos juntamos todos nuevamente para realizar el cruce del rio:

Pasada de Etko


Pasada de Ricardo


Pasada mía en la DR



Pasada mía en la 200NS


Llegamos al cruce de colliguay, yo ya iba cansadísimo por el viaje, manejar una moto de calle por tierra no es fácil, pero es entretenido.

De ahí en adelante me quede atrás, hasta que empezó el descenso donde pille y adelante a los chicos hasta que me di cuenta que de nuevo no venían detrás de mí, pare a tomar fotos mientras esperaba, esta vez se demoraron mucho así que cuando paso un auto le pregunte si había visto unas motos que venían bajando, a lo que me contestaron que estaban más arriba estacionados, lo primero que pensé “se cayó el Putazo”, tome mi moto volví para confirmar mis sospechas, por suerte no paso a  mayores ,a él no le paso nada y a la moto solo se le torció el pedal de freno, lo enderezamos y seguimos bajando la cuesta hasta que llegamos al puente “paso del agua” paramos a descansar un rato y de ahí en adelante apuramos el paso, ya era muy tarde y aun no terminábamos la ruta.




Reparación de la pata doblada



Por sugerencia mía paramos en el santuario de Lo Vázquez a comer algo para reponer energía, el mejor Sándwich de carne mechada italiana que he probado totalmente recomendado. Además todos aprovechamos de comprar algún engañito para no llegar a la casa con las manos vacías.
En este punto Ricardo decidió tomar la ruta 68 directo hasta Santiago, y el resto de nosotros hicimos la ruta de vuelta por Ibacache y Mallarauco.
Destaco que al llegar a la casa estaba feliz, los soportes que había construido aguantaron bien el camino, lo que me dejaba más que conforme por ser la primera vez que hacia algo así
Y para terminar felicito a Cristopher “putazo” porque después de esta ruta evolucionó de fase ameba a caracol.

domingo, 11 de octubre de 2015

Osorno Express : En busca de la nueva integrante del grupo

Transcurría el mes de Julio (sorry, poco tiempo para escribir) cuando mi amigo Etko vio una publicación por internet de la moto que quería en un muy buen precio y condiciones, lo malo es que esta se encontraba a 950 kms. de distancia en Osorno. Un poco indecisos e inseguros porque viajar hasta allá era muy riesgoso si la moto no estaba en las condiciones de la publicación, además que ninguno de nuestros compañeros de trabajo tenia fe que esa moto pudiera llegar a Santiago andando, tanto así que Juliano, el otro mecánico de la tienda dijo “si esa moto llega andando la lavare con mis propias manos”.
Finalmente y luego que Etko pidiera los permisos correspondientes decidimos viajar. Nuestra primera idea era ir en mi moto, y si nos iba bien volver cada uno en una moto, considerando el costo del viaje, y que como siempre mi kit de transmisión no estaba en las mejores condiciones, decidimos viajar en bus de noche. Así la idea era llegar en la mañana a Osorno, ver la motocicleta, revisarla, hacer los papeles y partir de vuelta a Sgto., realizando una parada intermedia para dormir.
Llegado el día me decidí a preparar las cosas para llevar, herramientas varias para revisar la motocicleta, y hacerle una mantención, ya que llevaba varios meses sin andar. Hay que considerar que la motocicleta era una Suzuki DR200 versión Agro del año 2010 y tenía apenas tres mil kilómetros. Considerando esto llevaba aceites, lubricantes varios, y muchísimas herramientas (que casi ni usamos) era tanto que tuvimos que llevar una mochila de campamento con todo.
A las 10 de la noche llegamos al terminal, mientras esperábamos el bus que nos llevaría me encontré con algunos conductores conocidos de mi antiguo trabajo, da gusto el saber que aun te recuerdan de buena forma. Finalmente nos subimos al bus, en el cual mi intención era estudiar, ya que en dos días más tendría la última prueba de un ramo muy importante de mi carrera (termodinámica II), leí alrededor de cinco páginas y mis ojos se cerraron por un segundo, en cuanto los abro ya estábamos en nuestro destino y no había estudiado nada.

Plaza de Osorno


Aproximadamente a las 8 de la mañana llegamos al terminal de buses, Etko se empezó a comunicar con el dueño de la moto, pero no contestaba, yo pensaba que habíamos ido a perder el viaje, hasta que a la hora después recibimos la llamada del dueño de la moto. Fuimos a su casa, revisamos la moto, la que se notaba en estado de abandono, tenía un par de caídas nada grave, la probamos y nos dirigimos al centro a realizar los trámites de la transferencia. Mientras nos dirigíamos el dueño nos preguntó que como transportaríamos la moto, a lo que le respondimos que nos la llevaríamos andando y que partiríamos luego de hacer los trámites, pernoctaríamos en algún hostal donde nos pillara la noche y seguiríamos. Luego de reírse un rato pensando que era broma, nos ofreció que nos quedáramos que en su casa tenía unas piezas disponibles y que partiéramos en la mañana, a lo que obviamente accedimos. Con toda la tarde libre, una motocicleta con la mantención recién hecha, y un clima exquisito decidimos salir a recorrer.
Mi primera opción fue visitar a una señora conocida de mi papa, donde nos alojamos cuando era pequeño debo haber tenido unos 10 o 12 años cuando fui, luego de conducir un rato logre dar con la dirección, aunque lamentablemente ella ya no vivía ahí. Donde este señora Dita espero que este bien.
La casa de la señora Dita y don Jaime


Luego y ya que estábamos ahí recordé que cuando pequeños íbamos a la playa desde ahí, y que el camino era entretenido y no demasiado largo, revisamos el GPS del celular y fijamos nuevo rumbo “Bahía Mansa”.

Etko, Feliz con su nueva moto


Era la primera vez que conducíamos la motocicleta en tramos largos, y para andar con casi 200 kilos de carga (Etko y yo) pudimos mantener una velocidad bastante aceptable. A medida que avanzábamos por este camino el clima empezó a cambiar, a ratos al pasar entre los cerros nos tocaban pequeñas lloviznas, luego aparecía el sol detrás de otra colina, frio, calor….









Llegamos a Puaucho, nos detuvimos a tomar fotos y nos dimos cuenta que veníamos con todos los pantalones manchados con el agua que levantaba la rueda delantera, a pesar de eso decidimos avanzar un poco más, llegamos hasta la pasarela Chincay cuando la lluvia se puso más densa y decidimos volver, no valía la pena arriesgarnos ya que la moto tenia neumáticos de enduro y en el pavimento mojado se deslizaban mucho. Llegamos a la casa, nos acostamos estudie otro rato, y a dormir.












para los que no nos tenían fe


Nos levantamos a las 5:30 aproximadamente, tomamos desayuno y partimos, esta vez además de los 200 kilos de carga, llevábamos también la mochila de campamento. En cuanto tomamos rumbo al norte en la ruta 5 nos dimos cuenta que no sería fácil el camino. Había una niebla muy densa que apenas nos dejaba ver a unos 5 o 10 metros. Avanzamos lento el trayecto, cada una hora aproximadamente cambiábamos de posición, ya que el que iba atrás cargando la mochila iba prácticamente sentado en la parrilla. Pasado Temuco ilumino el sol y paulatinamente la niebla desapareció. A pesar de ir cargada como mula la pobre, desarrollaba unos no despreciables 110 km/h. Las paradas por el camino fueron principalmente para recargar combustible, estirar las piernas y cambiar de piloto. 

reparaciones que realizamos por el camino






ultima parada, donde mi casco rodó por el suelo


En algún punto de la carretera paramos a almorzar, pero no recuerdo específicamente donde, entre el cansancio por la conducción, más lo incomodo que era ir de copiloto, más mi preocupación por llegar a la prueba que debía rendir a las 21:30. Poco me preocupe de eso. Nuestra última parada fue en una estación de descanso, donde deje la mochila de campamento en el suelo, el casco encima, y sobre todo eso deje la chaqueta. Cuando nos preparábamos para partir tome la chaqueta y mi casco cayó al piso, lo vi rodar unos 10 metros, mientras Etko no paraba de reír yo lo miraba con pena, quedo todo rayado.

Por fin en Santiago!

A eso de las 21:00 llegamos a la tienda con la moto sana y salva, cansadísimos y aun no terminaba el día, saque mi moto y tuve que partir inmediatamente al instituto que está al otro extremo de Santiago  a rendir mi prueba. Llegue 5 minutos tarde, pude rendirlo y aprobar el ramo.
Lo único malo del viaje es que ganamos una apuesta y aun no se paga, esperamos que Juliano lave pronto la DR, que el tiempo pasa, pero las apuestas no se olvidan.